Los algoritmos procedurales y la mentira de procesos en los
sistemas.
Ing. Rubén Alexander
More Valencia
UCV Filial Piura –
Oficina de investigación.
La característica para que los
sistemas sean funcionalmente correctos es la preciada forma en la cual el
sistema es completo y no puede ser reducido, donde su operatividad no es partes,
sino el esquema funcional, toca definir el concepto por tal de
funcionalmente correcto, esto es lo que Michael Behe la formulara en su ya
clásico “Darwin ´s Black Box” (1996): “Entiendo que un sistema es
irreduciblemente complejo si está compuesto de varias partes interconectadas y
bien ensambladas que contribuyen a su función básica, y donde la pérdida de una
cualquiera de las partes provoca que el sistema cese efectivamente en su
función”.
La consecuencia de esta
característica de los sistemas es que en un mismo tiempo las partes o elementos
del sistema se disponen con la necesidad subyacente, entiéndase como la
profunda necesidad de ligarse y estar unidos entre sí, para producir
funcionalidad.
Y aquí es donde surge la
justificación inteligente, para la estructura formal del sistema, donde
definitivamente hay forma, diseño, e intervención de la percepción modal de la
inteligencia para producir la funcionalidad natural de cualquier sistema.
La calificación de funcionalidad en
un sistema es una aventura poco discutida, y harto controversial, solamente
tratar de conceptualizar función resulta en una compleja forma de abstraer
sistemas, la discusión dada por la elicitación de entender realmente sistemas
desarrolla en definitiva la intervención de inteligencia, la cual percibe y
construye el diseño de sistemas. Y es más que discutir funcionalidad, si es que
desarrollamos la idea de graduación de los sistemas, esta graduación es por crear
etapas intermedias para llegar a un sistema, sin embargo un sistema es o no
funcionalmente operativo, no hay etapas intermedias, de decir parcialmente
funciona u opera, y resulta obvio la terminación de creer que los sistemas son
procesos.
Las construcciones de esto llevan
a proponer sistemas artificiales y sistemas naturales, bajo el paradigma de
aquella inteligencia que los desarrolla. Es ese lapicero que podemos imaginar
todos, cumple funcionalmente de manera correcta como un sistema para escribir o
pintar, con partes íntegramente unidas para producir funcionalidad. Pero
entonces el paradigma de que los sistemas se basan en procesos queda desligado,
pues los procesos son eventos de los
cuales se espera un resultado, ¿es
esto un sistema?, no lo es, pero para construir sistemas artificiales ¿se
necesita de procesos?, sí, si estos sistemas son artificiales y se busca
funcionalidad, se puede usar procesos para desarrollar sistemas artificiales, sin
embargo para entender un sistema, requiere de entender su funcionalidad, no su
proceso de construcción, el proceso de construcción es inteligente, y también
lo es el proceso de percibir la funcionalidad de un sistema, esa funcionalidad
requiere diseño, y darle forma, pero a ese sistema que ya existe, por tanto; los
procesos no forman parte del sistema. Los procesos estructuran los eventos para
desarrollarlos artificialmente.